Nexo Comunicación y Eventos
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Eventos: Poderosa arma

por Andrea Morales Goicoechea

Los eventos empresariales constituyen una poderosa arma de Comunicación Corporativa que no debería ser subestimada.

Hace algunos días escribía una nota titulada “Compartir, necesidad básica”, en la cual hacía referencia a la innegable importancia que tienen los eventos, encarada desde el punto de vista personal, para los seres humanos. Hoy retomo el tema, pero desde el punto de vista institucional, para las empresas.
En el mundo empresarial, los eventos tienen un claro componente estratégico, ya que permiten generar espacios y momentos de encuentro de gran valor con los distintos stakeholders o grupos de interés de la organización.
Los eventos comunican y van más allá porque permiten el contacto humano, la interrelación en un ambiente especialmente diseñado para ello.
Para asegurar el éxito de los eventos empresariales, los anfitriones deben disponer de personal altamente calificado en gestión de eventos, que aporten la visión estratégica y de negocio y que sean capaces de supervisar y liderar a los diferentes equipos multidisciplinares de profesionales que deben trabajar mancomunadamente para lograr los objetivos de la organización. Sin embargo, cuesta entender que muchas veces esta tarea sea subestimada, y se deje en manos inexpertas, con el resultado de que los eventos son organizados por personas no profesionales del área, desaprovechando una magnífica y poderosa herramienta de comunicación corporativa.
Se debe tener presente que las empresas se juegan mucho en los eventos. No sólo son un poderoso medio de Relaciones Públicas y/o institucionales, de fidelización y de imagen y reputación corporativa; constituyen un gran elemento diferencial de comunicación y dan valor a la empresa y a las personas que la integran.

Comunicación Corporativa, ¿gasto o inversión?

por Andrea Morales Goicoechea

Definitivamente, invertir en mejorar y potenciar la comunicación corporativa en nuestras empresas, significa generar un valor agregado inestimable a la gestión estratégica de la organización.

Hoy la comunicación es la herramienta más importante del management moderno, porque se encarga, justamente, de gestionar los intangibles de las empresas, que son la clave para generar ventajas competitivas y estrategias rentables.
La comunicación corporativa profesionalmente gestionada, repercute en la buena gestión de los recursos humanos y en mayor productividad para el negocio.
La identidad corporativa, la cultura organizacional, la marca, la calidad de servicio, la responsabilidad social, la innovación, la imagen y la reputación, son intangibles que necesitan ser bien gestionados para potenciar estratégicamente la rentabilidad de las empresas.
Justo Villafañe, reseña que “en los años 30 el capital tangible significaba el 70% del valor de una empresa y los intangibles solo el 30%”. Hoy esa relación se ha invertido, los intangibles representan el 70% del valor bursátil de una corporación.
Este hecho no sólo demuestra la relevancia que han tomado los intangibles, sino también, la urgencia de su gestión a través de la comunicación corporativa, alineada a la estrategia de la organización.
¿Cómo se debe llevar adelante la comunicación corporativa?
Comenzando con una investigación de la cual se desprenda un buen diagnóstico de la situación actual de la organización; realizando un plan estratégico de comunicación; y finalizando con el monitoreo y medición de los resultados, en forma permanentemente. El último paso del proceso, la evaluación, nos comprueba que la comunicación corporativa planificada es una inversión rentable.
Estudios demuestran que, actualmente, el 80% de los problemas de una organización tienen su origen en la mala gestión de su comunicación interna y externa.
Tips para mejorar la comunicación corporativa
  • Planificar estratégicamente todas las acciones de comunicación.
  • Asumir que se trata de influir, relacionarse y cambiar actitudes.
  • Garantizar un buen clima laboral, donde las relaciones se valoren y se potencien sinérgicamente.
  • Que los responsables de las organizaciones sean coherentes entre lo que dicen y lo que hacen.
  • Procurar que la comunicación, en todas sus expresiones, proyecte la identidad y cultura de la organización.
  • Procurar que la comunicación interna sea planificada y bien gestionada para que genere compromiso y sentido de pertenencia.
En definitiva, la inversión en comunicación corporativa crea oportunidades, diferencia, construye buena reputación e imagen y, por ende, genera mayor rentabilidad.

Comunicación incomprendida

por Andrea Morales Goicoechea

Las empresas gastan millones todos los años para tratar de mejorar sus comunicaciones y nunca saben si el dinero ha sido bien gastado. La mayoría de los “problemas de comunicación” actuales en las organizaciones radica en la tendencia generalizada de los directivos de hacer de la comunicación algo que no es, y en la falta general de comprensión sobre qué es y cómo funciona la Comunicación Corporativa.

¿Cuál es la situación de las empresas en nuestro país respecto a su inversión en Comunicación Corporativa?
Por estas latitudes, la ignorancia sobre el tema, suele apoyarse en las siguientes y ampliamente extendidas creencias erróneas:
  • Comunicación e información son sinónimos
Error muy usual en las organizaciones de toda índole. Comunicación no es información e información no es comunicación. Muchos empresarios intercambian estas dos palabras con poca conciencia de la amplia distancia semántica que las separa.
La información es la material prima que se utiliza en procesos de comunicación para obtener una retroalimentación que debe ser comprensión y significado compartido. El mero acto de difundir información no es un substituto adecuado para la comunicación. La comunicación es un proceso mucho más complejo y sofisticado que la transmisión de información. La comunicación busca, tiene por objetivo, producir un resultado cognitivo y/o emocional. La eficiencia del proceso de comunicación se evalúa mediante la retroalimentación o feedback. Por definición, la Comunicación Corporativa necesariamente debe ser evaluada en forma continua, es una comunicación bidireccional.
  • La Comunicación Corporativa no requiere esfuerzo
La comunicación ineficiente, errónea, que no se comprende ni produce ningún resultado, no requiere esfuerzo alguno. Sin embargo, la Comunicación Corporativa eficaz requiere una gran inversión de tiempo, compromiso, energía, atención, interés por compartir la comprensión y el significado con los otros. En definitiva, requiere de profesionales capacitados para llevar adelante la importante tarea de comunicar estratégicamente a la organización con todos sus grupos de interés.
Las organizaciones, así como las personas, necesitan ser afirmadas por quienes las rodean, o sea, por sus grupos de interés. La forma en que las empresas se comunican es decisiva para transmitir los valores de la cultura organizacional, así como para construir una imagen y reputación sólidas. Frecuentemente, los directivos de las empresas le prestan más atención al mensaje o contenido de la comunicación y pierden de vista la importancia del método por el cual están interactuando. Contenido y forma son igualmente importantes para lograr la efectividad.
Los directivos y gerentes de las empresas deberían tener presente la siguiente frase de George Bernard Shaw: “El mayor problema de la comunicación es la ilusión de que ha sido realizada con éxito”.

Construyendo buena reputación

por Andrea Morales Goicoechea

Como en toda obra, los cimientos son muy importantes. En lo que refiere a Comunicación Corporativa, los cimientos son la base sólida sobre la cual construir una buena reputación sostenida en el tiempo, que nos permita crecer y ser ejemplo de buena gestión, dejando un rico legado arquitectónico.

Cuando aún resuenan los ecos de la exitosa sexta edición del Salón Inmobiliario de Punta del Este, creo interesante referirnos a lo que significa la comunicación corporativa del sector.
En el importante evento, se destacó el beneficioso efecto que tiene el desarrollo inmobiliario en la economía del país, y se calificó al sector como una actividad estratégica para Uruguay. Durante el encuentro, se celebró la apuesta a la calidad en esta actividad, cuyos números reflejan una expansión formidable.
Este crecimiento se debe, entre otros factores, al interés que despierta, fundamentalmente en los europeos, las magníficas urbanizaciones en proximidades a las ciudades. Los promotores participantes señalaron, también, que en esta edición existió mayor interés real en adquirir propiedades, ya que, como se dice popularmente: “invertir en ladrillos es una inversión segura”.
Tomando solamente estos hechos como ejemplo, podemos entender con claridad una premisa básica en Comunicación Corporativa, es tan importante hacer las cosas bien como hacerlas saber.

Efectivamente, algo que parece tan básico, y quizás por lo obvio de la afirmación, hasta evidente, no parece tomarse tan en cuenta cuando de invertir en Comunicación Corporativa se habla. Parece saludable preguntarnos si estamos comunicando de forma efectiva, a todos los grupos de interés, lo que significa este importante “motor” de la actividad económica del país. Surge entonces la interrogante: ¿tenemos claro los uruguayos el efecto dominó (que indirectamente nos beneficia y afecta) que significa el crecimiento sostenido y formidable que se da en el sector de la construcción? ¿O solamente son concientes de esto los actores directamente involucrados?

Observamos un esfuerzo sostenido, pero tímido aún, que está construyendo puentes, que ofician de nexos de comunicación entre los protagonistas de este boom inmobiliario y el público en general. Aplaudimos estas iniciativas, porque creemos están en el camino correcto, de reflejar una imagen sólida y construir reputaciones.
Hablamos de una ecuación simple, a mayor crecimiento del sector, mayor complejidad y, por ende, mayor necesidad de una comunicación veraz, clara y efectiva que refleje la imagen del sector. Desde lo conceptual, la imagen es la percepción mental que tienen los públicos sobre nuestra organización. Es lo que percibimos en forma instantánea, es la “fotografía” del momento, y es importante porque es la primera impresión en la mente de las personas. Sin embargo, como solía decir el escritor norteamericano Thornton Wilder (1897 – 1975), también “es sólo una cara prestada”.

Hoy sólo se habla de imagen, concepto que forma parte de nuestro vocabulario cotidiano. Todo tiene buena, regular o mala imagen. Los políticos, deportistas, dirigentes, artistas, personalidades del espectáculo, periodistas, empresarios, todos bregan por tener una buena imagen, acompañada de abundante visibilidad pública. La imagen está atada en gran medida a los medios de comunicación masiva, sobre todo a la televisión. Quien no aparece en la pantalla chica “no existe”, y para lograr ese objetivo, muchos invierten importantes sumas de dinero para construir su imagen, a través de campañas publicitarias. Como la imagen se puede construir con dinero, en general, estas campañas suelen ser muy efectivas. Con el apoyo de ingentes inversiones en publicidad, promoción y todo tipo de herramientas que nos tienen acostumbrados los profesionales del marketing y la publicidad, es muy fácil construir la imagen deseada.

La reputación es otra cosa bien diferente. Es la suma de las percepciones que los distintos públicos tienen y fijan de una persona u organización, en forma sostenida, a lo largo del tiempo. Es el emergente del movimiento dinámico resultante de la suma de muchas “fotografías instantáneas”, o sea de muchas imágenes. Se puede decir que es como la “película” de la persona o institución. Por ende, la reputación está vinculada a la continuidad en el tiempo de la actitud, y a la conducta de las personas y organizaciones.

La reputación se construye sobre los cimientos de principios y de valores, es decir, sobre la ética que se practica cotidianamente, y no de la ética que se declama, que forma parte de la construcción de la imagen. Para tener buena reputación no hay dinero que alcance. Se la moldea con conducta, imparcialidad, honestidad, credibilidad y transparencia, pero por sobre todo, con coherencia y consistencia a través del tiempo. La construcción de reputación deviene con el ejemplo, que es la base de la experiencia directa o indirecta de esos valores que las personas terminan procesando en una especie de alquimia social manifestada en una actitud colectiva de admiración, respeto y confianza. Las organizaciones que gozan de buena reputación tienen autoridad tacita emanada del colectivo social en el que se mueven. La reputación buena, regular o mala, no se fabrica, se gana.

Ganar una buena reputación es mucho más complejo que construir una buena imagen. Es un trabajo arduo y difícil que depende de muchos factores, por lo que es muy sensible a los ruidos que se pueden generar en la comunicación. Sin embargo, si se realizó un buen trabajo de construcción con cimientos sólidos, tiene una gran ventaja sobre la imagen que suele ser efímera: es relativamente estable porque esa percepción ha sido ratificada innumerables veces a lo largo del tiempo, y no será cambiada en la mente de quien la procesa por un hecho esporádico o circunstancial. Bill Clinton pasará a la historia por ser uno de los mejores presidentes de los Estados Unidos de América, a pesar del affaire Mónica Lewinsky y del fiscal Kenneth Starr.

A pesar de contar con relativa estabilidad, la reputación es un importante activo que merece un gran y constante cuidado. Nadie está a salvo de por vida porque tenga una buena reputación. Como decíamos, cuesta muchísimo esfuerzo construirla, y puede destruirse rápidamente. Con referencia a lo antes expuesto, conviene recordar a Benjamin Franklin, el gran estadista y científico estadounidense (1706 -1790), que dijo: “la porcelana y la reputación se dañan con facilidad pero nunca se los puede reparar completamente”.¿Cuántas ocasiones tienen una persona o institución para reparar una mala reputación? La realidad indica que muy pocas. Una mala reputación suele acompañarnos toda la vida, a menos que tengamos la oportunidad de reivindicarnos. Sin embargo, esa oportunidad puede que no se presente nunca.

Una buena reputación se basa en una impecable trayectoria, que otorga credibilidad y la credibilidad es la base de la confianza. A su vez, la confianza constituye la única plataforma legítima sobre la cual es posible generar negocios, comprometer votantes, otorgar créditos o crear seguidores, aliados, socios o admiradores. 

Por ejemplo, la famosa Susana Giménez se preocupa por su imagen, la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay, por su reputación.

The New York Times, Construcción y Colonia del Sacramento

por Andrea Morales Goicoechea
_ La importancia que reviste que una publicación de la reputación, prestigio  y relevancia social, como el diario The New York Times, dedique una columna es difícil de cuantificar. Sin embargo, todos reconocemos la extraordinaria influencia internacional que connota este hecho, y las diversas repercusiones favorables que van a manifestarse de múltiples maneras.

 

Con fecha 24 de marzo de 2011, el prestigioso diario The New York Times, publicó un artículo referido al boom inmobiliario que está experimentando Colonia del Sacramento. Su autor, Nick Foster, resalta esta actividad, tan trascendente para Uruguay, así como cita a varios actores locales.

Trascendencia de los diarios

Técnicamente, el concepto prensa refiere a publicaciones impresas que se diferencian en función de su periodicidad. Esta periodicidad puede ser diaria (en cuyo caso suele llamarse diario, o más comúnmente periódico), semanal (semanario o revista), mensual (caso de muchas revistas especializadas) o anual (anuario).

Los diarios existen desde la revolucionaria invención de la imprenta, creada por el alemán Johannes Gutenberg, hacia el año 1450. “Cargan sobre sus hombros” el extraordinario peso de la responsabilidad por ser el primer medio de comunicación de masas y los vehículos originales del periodismo.

Aunque la información sea su función más destacada, la prensa periódica posee, como todo medio de comunicación, las funciones de informar, persuadir, promover, formar opinión, educar y entretener. De ahí su innegable importancia, por la cual, todas las organizaciones compiten afanosamente por “ganar” centímetros ente sus codiciadas páginas.

La importancia actual del diario impreso

A pesar del gran desarrollo que han tenido en los últimos años los medios audiovisuales y de la creciente importancia de Internet, y contrario a lo que se podría suponer, los diarios siguen jugando un papel central en la oferta de información y opinión, como revela la circulación mundial de diarios.

De acuerdo a la estimación de la Asociación Mundial de Periodistas (WAN, su sigla en inglés), en los últimos años el número de periódicos impresos y pagos aumentó en forma sostenida y lo mismo sucedió con la circulación de los mismos. Esta tendencia se registra, incluso, paralelamente al importante aumento de diarios gratuitos que se dio en los últimos años, cuya circulación también crece.

La demanda de diarios refleja la avidez del público por una información más desarrollada que la que pueden ofrecer los medios audiovisuales, así como por el análisis y la opinión que ofrecen los diarios. Las nuevas formas de comunicación electrónica no están desplazando, como se temió en algún momento, a los medios gráficos. Por el contrario, la diversidad de medios se complementa y crea sinergia para contribuir a la difusión de informaciones y al pluralismo de opinión, factores decisivos para el acceso a los derechos ciudadanos y el sostenimiento o la promoción de las formas de vida democráticas.



Situando en contexto, relevancia The New York Times

Para situar en contexto, es importante realizar un breve raconto histórico sobre The New York Times. Fundado el 18 de setiembre de 1851 por Henry Jarvis Raymond y George Jones. Raymond también fue director fundador de la Associated Press en 1856. Adolph Ochs adquirió el Times en 1896 y, bajo su dirección, adquirió renombre internacional. En 1897 ideó el lema del periódico, «All The News That's Fit To Print» («Todas las noticias aptas para ser publicadas»), que es frecuentemente interpretado como un ataque a sus competidores neoyorquinos (el New York World y el New York Journal America) conocidos por su amarillismo.

Luego de mudar la sede del diario a una nueva torre en la calle 42, el área tomó el nombre de Times Square en 1904. Nueve años después, el Times abrió un anexo en el 229 de la calle 43, su actual sede, vendiendo finalmente la torre Times en 1961.

El Times originalmente se publicaba todas las mañanas, excepto los domingos. Posteriormente, durante la Guerra Civil, el Times comenzó a publicar ediciones dominicales. Ganó su primer Pulitzer por reportajes y artículos sobre la Primera Guerra Mundial en 1918. En 1919 hizo su primera entrega trasatlántica a Londres.

El Times también comenzó una edición internacional en 1946, pero dejó de publicarla en 1967. Se unió a los dueños del New York Herald Tribune y el Washington Post para publicar el International Herald Tribune en París.

En 1996, el New York Times creó su sitio web. Lectores de todo el mundo tendrían, así, acceso al periódico (www.nytimes.com).

Hoy en día, The New York Times es un diario que crea opinión y que muchos lectores toman como referencia a nivel mundial. Es considerado el «periódico-hemeroteca por excelencia». Tradicionalmente, imprime transcripciones de discursos importantes y debates. El periódico es actualmente propiedad de The New York Times Company.

El Times ha ganado 95 premios Pulitzer, que es el reconocimiento a la labor periodística más prestigioso en Estados Unidos.

Referencia mundial del periodismo y la libre expresión, en 1971, descubrió cómo el gobierno de Estados Unidos manipulaba la información que ofrecía a sus ciudadanos sobre el desarrollo de la guerra de Vietnam. En 1972, sacó a la luz pública el hecho de que a miles de afroamericanos que sufrían de sífilis se les había negado el tratamiento durante décadas. En el 2004, como último ejemplo, reveló la inseguridad laboral en muchos lugares de trabajo.

Medios de comunicación masivos como The New York Times refuerzan lo que Voltaire afirmaba: “Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero me pelearía para que usted pudiera decirlo”. Al ratificar, día a día, en la excelencia de su publicación, la libertad de expresión, que en definitiva, es uno de los derechos fundamentales del ser humano.

Su base central está en Nueva York. Su tirada diaria ascendió en el 2004 a 1.124.700 ejemplares y a 1.669.700 los domingos.

Colonia del Sacramento, Uruguay

Si bien el artículo al que hacíamos referencia, trata sobre el boom inmobiliario en Colonia del Sacramento, por lo antes expuesto, es claro que sus beneficios se van a extender mucho más allá de los límites físicos del Departamento de Colonia. Sus repercusiones serán favorables a todo el país, en especial a este sector de actividad, la Construcción, que se ha convertido en un motor de la economía del país.

¡Bienvenidas sean estas positivas publicaciones y ojalá el sector de la Construcción siga dando buenas noticias por muchos años más!

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